sábado, 16 de octubre de 2010

"COSQUILLEO EN EL ESTÓMAGO Y LA CRISIS"


JOSÉ MANUEL MORENO.

Hoy vuelve mi Madrid a Málaga. Lástima que los precios y la crisis no me permitan ver a mi equipo del alma, contra mi segundo equipo, el de mi tierra. Contra los sentimientos no se puede ir, y a mi me metió en vena el madridismo José Moreno Pérez, mi padre, "Pepe el Músico", y a mucha honra. Cuántos recuerdos. Aquel gol de Amancio en 1970, con ocho años recién cumplidos, que no pude ver por mi estatura. Aquel botellazo a un juez de línea en 1972. El partido acabó con un solo linier. Aquella negativa de Guerini a firmarme autógrafos. Los que sí conseguí de Netzer, Viberti o Vilanova.

Y tras los partidos, gracias a un amigo de mi padre, Policía Armada, de Miguel Ángel, José Luis, Santillana o Velázquez, al que conocí bastante treinta años después.
Aquella foto al equipo, con los fotógrafos intentando quitarme de enmedio, y yo aguantando el tipo, con el debut de Camacho en el Real Madrid, fotografía que conservo como oro en paño, y que es una auténtica reliquia nunca publicada en la prensa española. Aquel gol polémico de Roberto Martínez, tras marcar Castronoco a los cuatro minutos. Aquel corte de mangas de García Remón a la grada de Preferencia, en la que me encontraba. No me sentí aludido, conste. Aquel arbitraje de Acebal Pezón en el 80, con un alargue de veinte minutos, con mi integridad física peligrando seriamente. Fue la primera y última vez que estuve en Tribuna, ya que con mi padre, desde chico, siempre tuvimos carné en Preferencia.

Qué follón en el 82, con el Málaga líder de Segunda y el Madrid, líder de Primera, en partido de Copa. El césped de La Rosaleda, blanco de tanta botella y objeto no identificado. Aquellos dos goles de Rodríguez que remontaron el gol inicial de Paco Pineda en 1983. El 6-2, en septiembre de 1983, última victoria blanquiazul, con 40º a la sombra, y Metgod al frente de una defensa de alpargata. La primera vez que vi a Butragueño, que empató a uno en el 85. La obra de arte de Juanito Gómez, ya como malaguista, en el 89, a su ex compañero Paco Buyo, desde el centro del campo. Curioso, al de Fuengirola le decían "cabezón" cuando jugaba de blanco y "torero" cuando lo hizo de blanquiazul.

Los goles de Hugo Sánchez, de cabeza, de falta directa, de penalti, era insaciable el "manito". Y tras la desaparición del Club Deportivo Málaga, con dos presidentes de la Axarquía certificando su defunción, vaya tostón aquel partido de 1999, con gol churro de Baljic, aquel petardo que costó 1.200 millones de pesetas.

En 2002, último Málaga-Madrid que vi en directo, golazo de Morientes para empatar a uno, en un partido horrible de Zinedine Zidane, al que secó el "Gato" Romero.

Y después llegaron los precios de 100 y 200 euros. Y la crisis. Y una economía modesta, como tantas, no se puede permitir el lujo de ver en directo al sentimiento (familia aparte) que más pasión me provoca en el mundo: mi Real Madrid. He sido, soy y seré madridista hasta la médula hasta el día de mi muerte, como mi padre. Orgulloso de ser seguidor del mejor club del mundo. Y el Málaga, que gane el resto de partidos, o que empate para salvar la categoría, como yo quería, el pasado mes de junio, una vez que los blancos no podían ser campeones. En fin, lo veré por la tele. ¡Cómo echo de menos ese cosquilleo en mi estómago de ver en directo al Real Madrid, campeón de campeones!

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