lunes, 4 de octubre de 2010

"LA CULPA FUE DEL SOLOMILLO"



JOSÉ MANUEL MORENO.

Cuando se produjo la carrera de 100 metros del siglo XX, yo quería que ganara Carl Lewis, ya que era mi ídolo, tenía su libro "En Pista" y hasta una camiseta de su equipo del Santa Monica Track Club, conseguida a través de la desaparecida revista de Sandra Myers, "Sprint". Pero los 9.79 de Ben Johnson me dejaron perplejo, más aún que los 9.83 del año antes en los Mundiales de Roma. Curiosamente, aquella mítica carrera de Seúl no la pude ver, porque a algún despabilado se le ocurrió desconectar toda la zona de Málaga y el Campo de Gibraltar, pensando en que no había programación aquella noche. Me ha dado tantos disgustos TVE durante toda mi vida... pero aquel superó lo imaginable. A lo que voy. A las 48 horas, resultó que era todo mentira. Johson estaba de estanozolol hasta las trancas, y se marchó de la capital coreana como si tal cosa, y los aficionados con cara de idiotas. Unos meses antes, ya estuvieron a punto de quitarle el Tour a Perico Delgado al encontrarle en los restos de orina Probenecid, un supuesto enmascarador de anabolizantes. José María García, el rey del periodismo entonces, no le defendió y el patrioterismo de la época nos dejó al gran Perico con su maillot amarillo para siempre, interviniendo hasta el Gobierno de Felipe González, pero con un regusto de ¿...y si era cierto? Cada vez que le escucho hablar de doping me pone de los nervios, como ya he expuesto más abajo. En fin...cualquiera sabe, si hasta dicen que si Indurain y el otro y el otro. Buf, mejor creerse los Mundos de Yuppie. Cuando trincaron a Justin Gatlin en 2006, otro ídolo, otro palo. El chico bueno, tranquilo, de la velocidad americana, y nada, que si la testosterona la había puesto su masajista, que si patatín que si patatán. Me entusiasmé con la remontada de Floyd Landis en 2006, porque, ante todo, me gusta el deporte y admiro, como es natural, este tipo de hazañas épicas. Al mes, catapún. Otro dopado. Bien que le vino a Oscar Pereiro, pero desde entonces, el ciclismo dejó de interesarme, a pesar de los triunfos de Contador, chico bueno, el regenerador de un deporte manchado por gurús, médicos, preparadores y, cómo no, por los propios ciclistas, y algunos periodistas encubridores. Llega la Vuelta de este año, y como la cabra tira para el monte, me entusiasmo con el intento de Ezequiel Mosquera en la Bola del Mundo. ¡Qué tío! Cómo nos puso la carne de gallina su ataque y la posterior reacción de Nibali. Y ahora, a las dos semanas, otro que te deja con el alma en los pies. Pillado y bien pillado. Y Margarita Fullana, que al menos ha reconocido su culpa. Y el caso de Paquillo, al que intenta expulpar el mismo que pregona cínicamente aquello tran grandilocuente de "Toleranica Cero" y...son tantos, que es trabajoso creer en el deporte de élite, y eso que me gustan todos, desde el boxeo hasta el patinaje artístico. Y Contador, sí, será inocente, pero ¿porque es español? Si fuera holandés o belga, ya lo habríamos fusilado al amanecer. Pero igual que Gabinete Caligari cantaba en los 80 aquello de "La Culpa fue del Chachacha" aquí haremos una adaptación con arreglos del "Carnicero de Irún" que titularemos con "La Culpa fue del Solomillo". Qué cruz, Señor, se terminarán cargando el deporte. Por lo menos, lo están intentando.

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