JOSÉ MANUEL MORENO
La primera vez que vi a Luis Aragonés fue el 5
de mayo de 1974, siendo socio infantil del C.D. Málaga. Último partido
de Liga, y victoria del Atlético de Madrid 1-2 con gol de la victoria de
Luis. Nunca lo olvidaré. Estaba dando las últimas
boquedas a su carrera deportiva, era lento pero tenía una precisión en
el disparo impresionante. Tirando faltas era el mejor, solo le aguantaba
la comparación José María, interior izquierdo del R.C.D. Español. Dos
semanas más tarde, tuvo su momento de gloria con aquella falta directa
en la final de la Copa de Europa ante el Bayern de Münich, en la que
levantó la mano cuando el balón aún no había entrado en la meta de Sepp
Maier. Lástima de aquel gol en el último minuto de Schwarzenbeck que dio
al traste con la victoria, ya que entonces había partidos de desempate
48 horas más tarde, y ahí la fuerza física de los alemanes se impuso
4-0. Cinco meses más tarde, don Vicente Calderón cesó al entrenador
argentino Juan Carlos Loreno, y le dio la oportunidad a Luis, como se le
llamaba entonces, que pasó en 24 horas de jugador a entrenador. Poco
después ganó la Copa Intercontinental en la que participó el Atlético
porque el Bayern como hicieron otros equipos europeos de la época,
renunció a disputarla, por temor a la dureza aquellos entonces de los
equipos argentinos, con el temible Estudiantes de la Plata a la cabeza.
Luis salió de la cantera del Real Madrid, pero entró en un trueque
típico de la época, fichó por el Real Oviedo, y luego hizo historia con
el club colchonero. La historia reciente, todo el mundo la recuerda,
clave en la consecución de la Eurocopa de 2008 y adalid de un nuevo estilo de
juego para nuestra selección.
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