viernes, 6 de agosto de 2010
LA MEJOR FINAL QUE VI A MEDIAS...
JOSÉ MANUEL MORENO
Era mi primer Mundial. Corría 1970 y apenas si tenía ocho años. Los partidos en la España de la tele en blanco y negro transmitía los partidos pasada la media noche, aproximadamente. Como niño, lo primero que me llamó la atención era que hubiera un jugador inglés de nombre Lee. Se pronunciaba como mis calzoncillos. Pero mi padre empezó a hablarme de Clodoaldo, de Gerson, y cómo no, de Pelé, al que él ponía un escalón por debajo de su idolatrado Di Stéfano. Y aquello era una maravilla. Me acuerdo de aquel no gol de Pelé desde el medio campo ante Checoslovaquia. Del mejor partido de la historia. Italia-Alemania. 4-3 para los italianos, con ¡cinco! goles en una inolvidable prórroga que el extraordinario Franz Beckenbauer, el mejor defensa de la historia, jugó con la clavícula rota. Qué partido. De esos ya no existen, desgraciadamente. Y la final, je, la final. Al descanso, un inquietante 1-1 para los favoritos cariocas. Y en ese descanso, llega lo inexplicable para una persona adulta y normal para un niño de mi edad. Llega mi tío Antonio, y me dice que si quiero ir a la Feria de Capuchinos (ya desaparecida) y el niño futbolero y deportista a más no poder, escoge, faltaría más, irse a la Feria, con sus primas, a pasearse en las barquillas y los voladores. Me perdí un espectáculo sin igual, pero después he visto decenas de veces esa segunda parte de la mejor selección de todos los tiempos. Pero la feria, amigos, era la feria...
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