viernes, 13 de agosto de 2010
LUNES 12 DE JULIO DE 1971, EL COL DE MENTE, LA DESGRACIA DE OCAÑA Y LA VOZ DE JUAN MARTÍN NAVAS
JOSÉ MANUEL MORENO
“Luis Ocaña nos ha matado a todos como “El Cordobés” mata a sus toros”,declaraba el “Caníbal” Eddy Merckx en la edición del viernes 8 de julio de 1971 de mi diario MARCA, el cual llevaba orgulloso en la para mi inquietante visita con mi abuela a la consulta malagueña del doctor José Luis Benítez Piaya. ¿Qué le pasaba a mi abuela? A los niños, como yo, de nueve años, se nos informaba poco o nada de enfermedades y otros temas trascendentales. Lo teníamos que adivinar casi. Pero no era por nada bueno, seguro. Como decía, estaba tan ufano aquel día del estío de 1971, leyendo y releyendo la crónica del mazazo que el “francés de Cuenca” había asestado a Merckx y a todo el Tour, nada menos que la minutada de 8’44’’ en la llegada de Orcieres Merlette. La estocada y el extraordinario nivel exhibido por nuestro compatriota, jefe de filas del legendario BIC, unido a que Merckx, líder del MOLTENI, daba síntomas de flaqueza y hasta de mala suerte, con una caída el día anterior. Total, que nos aprestábamos a saborear el segundo Tour de un español, después del conseguido el 18 de julio de 1959 por Federico Martín Bahamontes “el águila de Toledo”. No cabía en mí de tanta felicidad, pues siempre sentí debilidad e idolatría por Ocaña, y rezaba porque no se nacionalizara francés, ya que llevaba desde jovencito en la ciudad francesa de Mont de Marsan, y su acento delataba su afrancesamiento, pero siempre fue fiel a su país de origen. Como decía, quedaban etapas difíciles, pero el estado de forma de Luis, nos hacía pensar que o pasaba una desgracia, o la “Grand Boucle” estaba decidida. El sábado 10 de julio, Merckx, el corredor más ambicioso que vieron los siglos, se fugaba en el llano, y sacaba dos minutos a Ocaña, que seguía con un cómodo “colchón” de 7’30’’ en la general. Pero el lunes 12 nos aprestábamos a seguir la etapa a través de TVE, cuando escuchamos atónitos la voz del recordado locutor Juan Martín Navas dando la noticia de la caída de Ocaña en el col de Mente, embestido en una multitudinaria caída por el holandés Zootemelk. Poco después pudimos ver las imágenes de la caída y natural retirada, y el corazón se nos encogió. ¡Qué palo! No se lo merecía el corredor español, ni la afición, ni ¡qué diablos! un niño como yo y otros miles que seguíamos todas las andanzas del deporte español. De verdad que todavía tengo metida en la sesera la voz del locutor de la mejor televisión de España, que decía José María García, porque era la única, claro. Entre lo de Ocaña y la derrota en el partido de desempate pocos días antes del Real Madrid en la final de la Recopa ante el Chelsea, empecé a creer en los gafes y, sobre todo, que en el deporte, hasta que no se llega hasta el final, no hay que dar nada por perdido ni por ganado. Menuda lección. Eso sí, dos años después, nos sacamos la espina, con la victoria de Luis Ocaña en la gran prueba francesa, con siete victorias de etapa incluidas, pero con la sombra para siempre de que aquel año Eddy Merckx solo corrió la Vuelta y el Giro. Pero, sí, nos resarcimos de la desgracia de aquel lunes 12 de julio de 1971.
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