JOSÉ MANUEL MORENO
Desde pequeño puse al baloncesto al mismo nivel que el
fútbol. Y, por consiguiente, a la misma altura de mis amores al Real Madrid de
fútbol y al de baloncesto. De hecho, el deporte que practicaba en el colegio de
"Los Frailes" era el basket, con compañeros como Santacruz o Padilla,
que jugaban de cine.
Mi primer recuerdo baloncestístico fue el Europeo del 73 en
Barcelona, cuando la España de Díaz-Miguel y Cabrera, Brabender, Buscató y
Clifford Luyk venció en un partido histórico a la URSS que el año anterior
había tumbado a Estados Unidos en la final de Múnich 72. En la final sucumbimos
ante la Yugoslavia de Kresimir Cosic, pero el éxito se había consumado.
El Real Madrid y el Varese se repartían los títulos europeos
y mi primera final de la Copa de Europa fue la de 1974. La vivimos en mi casa
de la calle Lope de Vega Juan Manuel Pérez Martín y yo. En el equipo italiano
sus principales estrellas eran el base mexicano Raga y los pivots Bob Morse y
Dino Meneghin. El partido fue de infarto y lo decidió en el último minuto un
imberbe Juanito Corbalán, al que con 18 años le dio la alternativa el gran (no
de estatura) Pedro Ferrándiz.
Eran años en los que el club blanco ganaba las Ligas sin
perder un solo partido y el Juventud de Badalona y el Barcelona se turnaban
como máximos rivales de los blancos. En 1975 y 1976 volvieron a repetir
madrileños y varesinos en la final. En las dos se impuso el cuadro transalpino,
y eso que en la primera de ellas el Madrid era amplio favorito, por la ausencia
por lesión del formidable y terrible competidor Dino Meneghin. Al final de la
temporada 74-75, Pedro Ferrándiz cedió el testigo a su segundo y exjugador del
equipo, Lolo Sáinz.
En 1978 volvieron a verse las caras idénticos rivales, en
Múnich, con victoria de los merengues. Wayne Brabender y Walter Szczerbiack
fueron los máximos anotadores y Juanma López Iturriaga jugó unos minutos en su
primera final.
A la final de 1979 faltó el equipo madridista "por
culpa" de aquellos famosos tres tiros libres fallados por el pivot
guipuzcoano Luis Mari Prada con el marcador del Pabellón de la Ciudad Deportiva
a cero. Aquella derrota fue durísima para la sección que gobernaba con mano de
hierro Raimundo Saporta, que con la muerte de Santiago Bernabéu, dejó el cargo
el año anterior.
Eran años en los que las Pascuas no se entendían sin el
añorado Torneo de Navidad, con partidos épicos y con Héctor Quiroga comentando
los partidos para TVE.
En 1980, nueva final y nuevo rival, el potentísimo Maccabi
de Tel Aviv de, entre otros, Aroesty, Micky Berkowitz, Aulcie Perry y Earl
Williams. Eran favoritos los israelíes pero el planteamiento de Lolo y el partidazo
de Rafa Rullán le dieron la victoria y la Séptima Copa de Europa, en Berlín
Oeste, a los de la capital de España. Las Ligas seguían siendo blancas pero ya
con muchos apuros, e incluso un "filial" como el Tempus de Fernando
Romay eliminó en Copa del Rey al Real Madrid.
La temporada 80-81 marcó un antes y un después. Se marcharon
jugadores importantes como Walter y Coughram y el Barsa ganó por vez primera en
el Pabellón de la Ciudad Deportiva. Incluso el Estudiantes liderado por un
joven Fernando Martín quedaba por delante de los blancos. Fernando, junto al
genio bosnio Mirza Delibasic, llegaron juntos en 1981 y el basket blanco volvió
a ser una sinfonía. Pero las finales de la Copa de Europa se resistían y había
que conformarse con éxitos de segunda fila como la Recopa de 1983 ante la Simac
de Milán, liderada por un veteranísimo Dino Meneghin.
La final de Liga de 1984, ya con la ACB y el formato de play
off, fue la más polémica de la historia. Victoria amplia del Madrid en el Palau
y derrota en el Pabellón con tángana monumental entre Juanma López Iturriaga,
Fernando Martín y el pivot barcelonista Mike Davis. El Comité de Competición
solo sancionó a los dos pivots pero no al alero vasco, lo que motivó el
tremendo enfado del Barcelona, que decidió no presentarse al decisivo tercer
partido.
...Y llegó la era Drazen Petrovic, que sacaba, con su Cibona
de Zagreb, de sus casillas a todo el Real Madrid. Ambos equipos llegaron a la
final europea de 1985. Era un Madrid extraordinario, con un quinteto de ensueño
con Corbalán, Iturriaga, Jackson, Robinson y Fernando Martín. Un equipazo, que
dobló la rodilla ante la Cibona de Petrovic. Iturriaga y Alfonso del Corral aún
tienen pesadillas con el genio de Sibenik.
Las finales Madrid-Barcelona de Ligas y Copas eran tremendamente
competidas, pero ya empezaban a decantarse del lado culé, con otro equipazo con
los Solozábal, Epi, Sibilio y compañía. Y en los Juegos Olímpicos de Los
Ángeles llegó el éxito de la medalla de plata para la selección española, lo
que hizo que el basket discutiera por unos años ha habitual supremacía del
fúbol.
En 1986 el presidente blanco Ramón Mendoza dio un golpe de
efecto, arrebatando al Barsa el fichaje de Drazen Petrovic. El croata no
llegaría hasta 1988, y en su único año vestido de blanco, ganó Liga, Recopa
(con aquellos 62 puntos ante el Snaidero Caserta) cediendo la final de Liga
ante los blaugrana en la recordada "Liga de Neyro" en alusión al
parcial arbitraje del árbitro vasco en el quinto y definitivo partido en el
Palau Blau Grana.
En 1989 cambió todo para el Madrid. Primero Petrovic dio la
espantada a la NBA y el 3 de diciembre se mató en accidente de carretera
Fernando Martín.
Un doble varapalo del que el equipo blanco tardó años en
recuperarse, comenzando la hegemonía barcelonista y una durísima travesía en el
desierto para el Madrid.
Pero, por suerte o por desgracia, siempre hay un roto para
un descosido. Y el Madrid se levantó de nuevo con la incorporación del mejor
pivot europeo de la historia, el lituano Arvydas Sabonis, quien tras dos
terribles lesiones, fichó por los merengues procedente del Forum Filatélico de
Valladolid.
Y el Real Madrid volvió a reinar en Europa en 1995, tras un
intento fallido el año anterior.
Victoria inapelable en Zaragoza ante el Olympiakos y la
Octava que llegaba a las vitrinas del Paseo de La Castellana.
En 1999 sucedió algo maravilloso en Lisboa. Unos juniors
liderados por Pau Gasol, Juan Carlos Navarro y Felipe Reyes cambiaron el curso
de la historia. Tumbaron a los USA en la final del Mundial, dando paso esta
generación a la mejor época del baloncesto español, Campeonato del Mundo en
2006 incluido, amén de dos platas olímpicas y varios oros en Europeos. ¡Quién
nos los iba a decir décadas atrás cuando nos la veíamos y deseábamos para ganar
a Polonia o Bulgaria!
Mientras tanto, el Real Madrid fue dando tumbos entre
rumores de desaparición de la sección, hasta que en 2011 Florentino Pérez cambió de nuevo el curso de la historia, fichando de entrenador al exjugador
Pablo Laso. Con él y un elenco excepcional de jugadores, el Madrid recuperó la
hegemonía primero en España y en 2015, tras dos intentos baldíos, también en
Europa, con la consecución de la Novena Copa de Europa, aderezada por cuatro
títulos más, en el mejor año de la historia blanca.
Hoy en día, España apura la generación de los juniors de oro
y el Madrid, para alegría de sus millones de seguidores, aspira cada temporada
a todos los títulos en juego.
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